¡Hola gente enamorada! Hoy os traigo la boda Rockera de Marian y Jose en el Estudio de Ana. Cuando conocí a Marian, simplemente puedo decir que es una mujer con las cosas claras y una personalidad arrolladora. Uñas negras, piel blanca y un estilo dark que no deja indiferente a nadie, se reía al pensar que por una vez en su vida, vestiría de blanco.
Al atardecer, y en los jardines del Estudio de Ana, llegaba la pareja cogidos de la mano. Ella espectacular con un vestido de Rosa Clará con escotazo en la espalda y con botonera negra en las mangas. Unos Jimmy Choo en glitter para pisar fuerte y un ramo de espigas de Fernando Hijo. Destacaban entre sus accesorios, un gran pendiente de brillantes que recorría su oreja de arriba a abajo, y varios anillos. El maquillaje también fue una joya, en este caso de mi querida Ester Carpes, eye-liner difuminado y labios rojos con la personalidad de la novia. El peinado también de nuestra amiga Belén, del Loft de Belleza Belén.
En esta boda rockera, sólo nos contrataron sólo la ceremonia y la celebración. Coincidimos como es habitual, con Musical Mastia, que habían customizado su piano con pinchos rockeros ¡geniales! Toda la temática de la boda fue la música, concretamente el hard rock, el estilo que une a esta pareja. Una estación de Limoncello para recibir a los invitados de esta íntima ceremonia. Algunos momentos emotivos en las lecturas que prepararon sus amigos y familiares, que además cumplían con el dress code: ¡de negro!
El servicio en el Estudio de Ana, como siempre excelente de la mano de Silvia, que siempre hace que me sienta como en casa. Me encantó todos los rincones que siempre preparan y la gran guirnalda de luces que atravesaba toda la carpa de cristal. ¡Quedaba preciosa! También el candi, con galletas de guitarras eléctricas, ¡monísimas!.
Marian y Jose, mil gracias por dejarme contar vuestra historia de amor, esta boda rockera tan especial y con tanta personalidad. Espero que os haya gustado esta entrada sobre la boda rockera en el Estudio de Ana, nos vemos en el próximo post, y hasta entonces ¡que viva el amor!